martes, 29 de septiembre de 2009

ORIGEN GENERAL DE LOS APELLIDOS

¿De dónde viene mi apellido?
De un nombre, de un lugar, de un oficio o de una característica física… Cada apellido esconde una historia, la historia de nuestros antepasados. ¿De dónde viene el tuyo?
Si te apellidas Benítez, es posible que alguno de tus antepasados tuviera como nombre de pila Benito. Si es Aragonés, puedes imaginar la procedencia de alguno de tus mayores, y si tu apellido es Alcalde, quizás fuera el cargo desempeñado en algún momento por las generaciones que te han precedido.

Apellidos patronímicos
Fernández, López, Hernández o Díaz tienen su origen en un nombre propio. En Castilla se utilizó principalmente la desinencia "ez", aunque también es frecuente “oz”. Ambas desinencias equivalen a ‘hijo de’ o ´descendiente de´. Así, Estévez es “el hijo de Esteban” y Muñoz, “hijo de Muño". Sin embargo, algunos no se transformaron y siguen siendo igual que el nombre que los originó. Es el caso de Alonso o García.

Apellidos toponímicos
Estos apellidos toman su denominación de un lugar, región, comarca o paraje en el que vivían, procedían o poseían tierras nuestros antepasados. Muchos están precedidos de la preposición "de", "del", "de la" o simplemente son gentilicios (Arroyo, Ribera, De la Vega, Molina).

Apellidos de oficios
El trabajo sirve como medio de identificación; sucedía siglos atrás y sucede hoy. Cuando no recordamos un nombre, solemos referirnos a la persona por su profesión. Cantero, Carnicero, Guerrero o Labrador son algunos ejemplos.

Apellidos descriptivos
Si te apellidas Alegre, Blanco, Moreno alguno de tus antepasados era risueño, claro u oscuro de piel o cabello. En muchas ocasiones el apellido corresponde a características físicas y apodos. Esos motes solían heredarse y así fue como se crearon los apellidos que, tiempo después fueron anotados por los antiguos notarios.

Apellidos castellanizados
Son aquéllos que tienen origen en otros países y que, con el tiempo, fueron transformando su grafía, adaptándola a la fonética española.


Apellidos de origen extranjero
La inmigración es un fenómeno común en la Historia. Primero las invasiones y posteriormente la pujanza de los reinos peninsulares, las campañas militares y el comercio. Otros pueblos, otras culturas, asentadas en España nos han dejado sus apellidos.

Íberos y celtas, griegos, romanos, suevos, vándalos, alanos, godos, ostrogodos, bizantinos, judíos, musulmanes….han dejado su huella en nuestra cultura y en nuestros apellidos. Han sido muchos los factores que han originado que un gran número de familias, originarias de partes muy remotas del globo, se asentasen en nuestro territorio y convirtieran su apellido en habitual en España. Veamos algunos.

Portugueses eran los Machado, los Silva, los Moura, los Duarte… Los Bocanegra, Bucarelli, Carraffa, Centurión, Doria, Ferrari, Gravina, Grimaldi, Justiniano, Mañara, Marrufo, Negrón, Pellegrini, Roncalli, Sopranos, Spínola y Vernacci, personajes del mundo de las Bellas Artes, son apellidos de origen italiano, frecuentes en nuestros elencos desde marinos de guerra a comerciantes.

De nuestra historia común con los Países Bajos viene el asentamiento en España de los Westendorp (célebres en nuestra diplomacia), los Pemán que muchos creen la quintaesencia de lo gaditano, los Gante, que dieron famosos personajes en la Iglesia y la Magistratura, los Van der Gotten y los Stuick, de nobleza acreditada que brillaron en el arte de los tapices, en la milicia y el servicio diplomático, los Van Halen, famosos militares con algún destello de artista pictórico y, posteriormente, afortunados en la política.

Las persecuciones religiosas propician que vengan a España muchos católicos de las islas británicas. Escoceses son los Kirpatrick diplomáticos, políticos y comerciantes de los que procede nada menos que la madre de la Emperatriz Eugenia, mientras que los Blake son ingleses de muy antigua nobleza. Pero un numerosísimo grupo de católicos venía de Irlanda: los Crooke, Kindelán (titulares de su marquesado), Lynch, Madan, Meade, Ferry, O´Brian, O´Connor, O´Donnell (tan presentes en nuestra Historia como protagonistas de primer orden), O´Donojú, O´Farrill, O´Lawlor, O´Neill, O´Reilly y Power, por no repetir a los Sotto condes de Clonard de los que ya se ha hablado aquí.

El apellido Preysler procede de Austria y, como es sabido, adquiere más exotismo al pasar por las Filipinas, mientras que de Alemania proceden los Bécquer, los Klett, los Weyler (de cuya familia salen los duques de Rubí), de Polonia vinieron los Schneider que aquí se latinizaron en Sartorius (sastre) agraciados con el condado de San Luis, y de Bélgica vinieron los Klecker.


De Francia vinieron, por ejemplo, los Carandolet, Albret, Bethencourt tan frecuentes en Canarias, Boix, Archimbaud, los cébres Boyer, Cabarrús, los Domecq, Joly (periodista acreditados en Cádiz), Lamanié de Clairal, los Michels de Champourcin a los que Ernestina dio brillo literario, y los restauradores que fundaron en Madrid la famosa Casa Lardhy.

Y los hay incluso de procedencia rumana (los Studza) y japonesa (los Japón), procedentes de de una antigua embajada de aquél imperio cuyos componentes dejaron numerosa descendencia entre nosotros.